“Yo soy la línea que bifurca, tú eres la línea que se acaba” es una investigación en proceso; tras once años pensando la muerte al fin me atrevo a abordarla de frente. Mi madre falleció en el 2012 de un cáncer fulminante y si bien tuve muertes cercanas desde niña, esta fue LA muerte que arrasó con la vida como la conocía. Al inicio me acechaban preguntas de una ingenuidad letal: “¿Cómo puedo seguir viviendo si quien me trajo al mundo murió?”. Para luego, con el pasar de los años, ver llegar nuevas interrogantes cargadas de curiosidad: “¿Quién fue Maki Corzo además de mi madre? ¿No es acaso inevitable sentirse “mala madre” cuando el arquetipo de la “buena madre” es abrumador? ¿Cómo entender la muerte sin entender sus inicios: la vida, la gestación? ¿Cómo trazamos internamente nuestra línea tiempo? ¿Y si somos parte de un ciclo vital que nos sobrepasa?”:

La muerte de mi madre fue el detonador para comenzar de manera autodidacta a hacer escultura en cartón. Y es ahora cerrar el duelo lo que me está permitiendo “ver” al fin a mi material compañero; y pensar desde el cartón. En efecto, la transitoria capacidad de contener propia de la caja de cartón reciclada, la evidente fragilidad del material y su versatilidad inigualable, revelan preguntas existenciales arraigadas en el material mismo sobre la gestación, la muerte, la vida y el ciclo.

Eu Tazé